Todavía no lo puedo creer, aún se ve tan hermosa estando allí acostada, ignorante de lo que sucede a su alrededor.
Siempre adoré observarla dormir. Si no fuera porque ahora se encuentra en un ataúd en vez de en nuestra cama, contemplarla no me partiría en dos. No se me haría tan insoportable quedarme como idiota perdido en ella.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario