domingo, 21 de marzo de 2021

PARA UN CORAZÓN EN UN PUERTO.

EN BLANCO.

21 de marzo del 2021.

Por: Pym.

IG: @marc0photos 

    Definir a la poesía, es como encerrarla en una jaula, cuando la poesía tiene alas.

Intentarlo, no podría.

¿Quién inventó la poesía?

El ser humano tuvo la necesidad de comunicarse, a través de los medios que reconoció en la humanidad y la naturaleza descubrió una posibilidad infinita de creación. La expresión poética en la diversidad lingüística se ha ido transformando, pero nos ha mantenido unidos. Un poema, un libro, una narración oral o escrita vive cada vez que se practica, se enseña y no deja de dar vueltas por el mundo. 

Pienso que la poesía nació porque el ser humano reconoció su mortalidad, se reconoce como un ser tangible y con emociones, porque al abrir los ojos y ver un ave quiso escribir acerca de su canto, porque conoce del sufrimiento, la soledad y la resignación, conoce el amor. 

Entonces encontramos a Emily Dickinson, escribiendo desde su habitación:

5[1]

Tengo un pájaro en primavera

para mí sola canta­—

la primavera seduce.

Y cuando el verano se acerca—

y cuando la rosa aparece,

el pájaro se va.

 

Y asimismo no me quejo

sabiendo que ese pájaro mío

a pesar de haberse ido —

estudia más allá del mar

melodías nuevas para mí

y volverá.

 

Raudas en mano más segura

contenidas en tierras más naturales

son mías—

y aunque ahora partan,

digo a mi desconfiado corazón

son tuyas.

 

En un sereno brillo,

En una más dorada luz

Veo

cada ínfima duda y temor,

cada pequeña discordia acá

terminada.

 

Entonces no me lamentaré,

Sabiendo que este pájaro mío

aunque haya volado

en un distante árbol

deslumbrante melodía para mí

volverá. 


Las biografías comentan que ella no salió de casa para escribir poemas, además, que pocos de ellos conocían de sus escritos y sólo unos cuantos fueron publicados, su obra literaria fue ignorada mientras ella vivía, fue hasta después de su muerte cuando su hermana descubre los otros poemas que no habían visto la luz. Entonces comenzaron las traducciones y hoy tenemos algunas antologías que nos muestran la creación de Emily Dickinson, ninguna palabra mía podría hacer justicia a la belleza de sus cantos, recomendar su lectura sería lo más apropiado. A ella la encuentro en la naturaleza, en el pequeño bosque en el que me ha tocado crecer, la veo a través de mi ventana y me indica que hoy es un buen día para sentir la poesía.

Después con Sor Juana Inés de la Cruz, poesía que nos da libertad y entrega, libertad de escribir y se entrega a lo que se ama. En la búsqueda de la pasión por la poesía, tuvo que desafiar a las leyes impuestas por la sociedad, en su mayoría hombres. Con los dones de su pluma y su inteligencia, adelantada a su época, nos da regalos inmortales, poemas, poesía y palabras.

 

Puro amor, que ausente, y sin deseo

de indecencias, puede sentir lo que el

más profano.[2]

 

[…]

 

Ser mujer, ni estar ausente,

no es de amarte impedimento,

pues sabes tú que las almas

distancia ignoran y sexo.

 

[…]

 

¿Cómo hablar de ella sin sentir pertenencia en sus poemas?, quiero decir, mis sentimientos les pertenecen a sus textos, la poesía que ella manifiesta trasciende entre nosotras, mujeres, de quien reconoció el trabajo que desempeñaban día con día y a través de su voz también sintió libertad, así lo veo, así puedo sentir sus palabras, mexicana, Rosario Castellanos tiene un amplio pasaje de libros y poesía, recomiendo todos, todos los que de ella encuentres.

Bella dama sin piedad[3]

 

Se deslizaba por las galerías.

 

No la vi. Llegué tarde, como todos,

y alcancé nada más la lentitud

púrpura de la cauda; la atmósfera vibrante

de aria recién cantada.

 

Ella no. Y era más

que plenitud su ausencia

y era más que esponsales

y era más que semilla en que madura el tiempo:

esperanza o nostalgia.

 

Sueña, no está. Imagina, no es. Recuerda,

se sustituye, inventa, se anticipa,

dice adiós o mañana.

 

Si sonríe, sonríe desde lejos,

desde lo que será su memoria, y saluda

desde Su antepasado pálido por la muerte.

 

Porque no es el cisne. Porque si la señalas

señalas una sombra en la pupila

profunda de los lagos

y del esquife sólo la estela y de la nube

el testimonio del poder del viento.

 

Presencia prometida, evocada. Presencia

posible del instante

en que cuaja el cristal, en que se manifiesta

el corazón del fuego.

 

El vacío que habita se llama eternidad.

 

Bajo el seudónimo de Ellis Bell, Emily Brönte escribe poemas en sus diarios íntimos, además de Cumbres Borrascosas, llegó a mis manos un pequeño librito de segunda mano del año 1967, con el texto original, entre sus poemas nos transmite la cotidianidad de sus días y la belleza del lenguaje que, al leerlos en otro idioma, podemos escuchar el ritmo y la música de los poemas.

Redbreast, early in the morning[4]

 

Redbreast, early in the morning

Dank and cold and cloudy grey,

Wildly tender is thy music,

Chasing angry thought away.

 

My heart is not enraptured now,

My eyes are full of tears,

And constant sorrow on my brown

Has done the work of years.

 

It was not Hope that wrecked at once

The spirit’s calm in storm,

But a long life of solicitude,

Hopes quenched and rising thoughts subdued,

A bleak November’s calm.

 

What woke it then? A little child

Strayed from its father's cottage door,

And in the hour of moonlight wild

Laid lonely on the desert moor.

 

I heard it then, you heard it too,

And seraph-sweet it sang to you:

But like the shriek of misery

This wild, wild music wailed to me!

 

Y en mi primer taller de poesía me presentaron a Anne Carson con La belleza del marido, un ensayo narrativo en 29 tangos, ahí logré identificarme con un tango, una ocasión vi publicado mi cuento sin mi nombre, no en mi perfil, alabándolo a él, por palabras que no eran suyas. La poesía logra sanarnos, desde adentro.

II. PERO UNA DEDICATORIA SOLO ES AFORTUNADA SI SE REALIZA

EN PRESENCIA DE TESTIGOS. ES ESENCIALMENTE UNA PÚBLICA

RENDICIÓN COMO LA DE ESTANDARTES EN UNA BATALLA.[5]

 

Sabes hace años estuve casada y cuando se fue mi marido se llevó mis

libretas.

Libretas con espiral.

Ya sabes ese frío y ladino verbo escribir. Le gustaba escribir, no le gustaba

tener que empezar

él mismo cada pensamiento.

Utilizaba mis comienzos con varios propósitos, por ejemplo en un bolsillo

encontré una carta que había empezado

(a su amante de aquel momento)

que contenía una frase que yo había copiado de Homero: ’ eντροπαλιζομʹενη,

es como cuenta Homero

que Andrómaca se fue

cuando se separó de Héctor: «mirando a menudo hacia atrás»

bajó

de la torre de Troya y fue a través de las calles empedradas a la casa de su

leal

marido y ahí

con sus mujeres entonó un lamento por un hombre con vida en su propia

morada.

Leal a nada

mi marido. ¿Entonces por qué le amé desde la temprana adolescencia hasta

entrada la madurez

y la sentencia de divorcio llegó por correo?

La belleza. No tiene mucho secreto. No me da vergüenza decir que le amé por

su belleza.

Como volvería a hacerlo

si se acercara. La belleza convence. Ya sabes que la belleza hace posible el

sexo.

La belleza hace al sexo sexo.

Tú lo entiendes mejor que nadie... silencio, pasemos

a las situaciones naturales.

Otras especies, que no son venenosas, a menudo tienen coloraciones y

estampados

parecidos a las especies venenosas.

Esta imitación de una venenosa por otra especie que no lo es se llama

mimetismo.

Mi marido no era mimético.

Hablarás sin duda de los juegos de guerra. Me oíste quejarme a menudo

cuando estaban aquí toda la noche

con los tableros tirados y tapetes y lucecitas y cigarrillos como la tienda de

Napoleón,

supongo, ¿quién podía dormir? Después de todo mi marido era un hombre que

sabía más

acerca de la batalla de Borodino

que sobre el cuerpo de su propia mujer, mucho más. La tensión se derramaba

por las paredes

y el techo,

a veces jugaban desde el viernes por la noche hasta la mañana del lunes sin

parar,

él y sus pálidos y furiosos amigos.

Sudaban mucho. Comían carne de los países en los que jugaban.

Los celos

no eran precisamente una pequeña parte de mi relación con la batalla de

Borodino.

Lo odio.

¿Ah, sí?

Por qué jugar toda la noche.

Es en tiempo real.

Es un juego.

Es un juego real.

Es eso una cita.

Ven aquí.

No.

Necesito tocarte.

No.

Sí.

Aquella noche hicimos el amor «de manera real», cosa que no habíamos

intentado

aunque lleváramos seis meses casados.

Gran misterio. Ninguno de los dos sabía dónde poner la pierna y hasta hoy

aún no sé

si lo hicimos bien.

Parecía feliz. Eres como Venecia dijo encantador.

A la mañana siguiente temprano

escribí una breve conferencia («Sobre la desfloración») que me robó y publicó

en una pequeña revista trimestral.

Por encima de todo esa era una característica interacción entre nosotros.

O debería decir ideal.

Ninguno de los dos había estado nunca en Venecia.


También en ese mismo taller conocí a Wislawa Szymborska, la Antología Poética que tengo en este instante abierto para elegir un poema, ella dice: “Todo está en mis poemas.”  

La mujer de Lot[6]

 

Miré atrás por curiosidad.

Mas curiosidad aparte, pude tener otras razones.

Miré atrás de pena por la fuente de plata.

Por descuido, mientras ataba la correa de mi sandalia.

Para no mirar más el cogote justo

de mi esposo, Lot.

Por la súbita certeza de que, si muriera,

ni siquiera se habrían detenido.

Por la desobediencia de los sumisos,

de la persecución.

Tocada por el silencio, esperando que Dios cambiara de

parecer.

Nuestras dos hijas ya desaparecían detrás de la cima de la

colina.

Sentí la vejez en mí. La lejanía.

La vanidad de viajar. El sueño.

Miré atrás al poner el hatillo en el suelo.

Miré atrás por temor a dónde dar el paso.

En mi sendero aparecieron serpientes,

arañas, ratones, polluelos de buitres.

Ya ni lo bueno ni lo malo —simplemente, todo lo vivo,

reptaba y saltaba en pánico colectivo.

Miré atrás por mi soledad.

Por vergüenza de estar huyendo a hurtadillas.

Por ganas de gritar, de regresar.

O quizá sólo cuando arreció el viento,

soltó mi cabello y me levantó el vestido.

Sentí que me miraban desde las murallas de Sodoma

y rompían en carcajadas una y otra vez.

Miré atrás por rabia.

Para saciarme de su gran perdición.

Miré atrás por todas las razones arriba expuestas.

Miré atrás de forma involuntaria.

Fue sólo una piedra la que giró rugiendo bajo mi cuerpo.

Fue una grieta la que, de súbito, me cortó el camino.

En el borde un hámster se agitaba sobre sus dos patas.

Y fue entonces cuando ambos miramos atrás.

No, no. Yo seguí corriendo,

arrastrándome y levantando el vuelo,

hasta que la oscuridad cayó del cielo,

y con ella la gravilla ardiente y las aves muertas.

Por falta de aliento giré repetidas veces.

Quien lo viese habría pensado que bailaba.

No descarto que tuviera los ojos abiertos.

Es posible que me desplomara mirando hacia la ciudad.

 

En este recorrido de poesía creada por mujeres, viene a mi memoria un fragmento que coloqué una caja de moños:

15[7]

Extraño desacostumbrarme

de la hora en que nací.

Extraño no ejercer más

oficio de recién llegada.

 

Minutos después llené a mi habitación con el Árbol de Diana, Alejandra Pizarnick aún mantiene a los pétalos de mis flores con las cuatro estaciones. Si no la menciono estaría faltando a mis primeros encuentros con la poesía, fue ella que, a través de sus palabras, arropó mis días universitarios.

 

Con esta selección de encuentros emotivos, dejo al alcance poesías de las plumas que se encuentran en mi oficio de lectora. Con gusto espero sus recomendaciones y comentarios. Disfrutemos de la poesía, en los libros, y en la música, en todas partes, la poesía está donde uno se siente libre.

 



[1] Dickinson, E., 2019, Poemas, Editorial Planeta Mexicana, bajo el sello editorial Austral.

[2]de la Cruz, S.J.I., 2018, Ecos de mi pluma. Antología en prosa y verso, Penguin Random House.

[3] Castellanos, R., 1984, Bella dama sin piedad y otros poemas, Fondo de Cultura Económica.

[4] Brontë, E., 1967, Wuthering Heights and Selected Poems, Pan Classics.

[5] Carson, A., La belleza del marido, un ensayo narrativo en 29 tangos, Lumen.

[6] Szymborska, W., 2018, Antología Poética, Colección Visor de Poesía.

[7] Pizarnik, A., 2017, Poesía Completa, Lumen. 


 


1 comentario:

  1. Bello día Pym, y una bella recomendación: https://www.edicionesera.com.mx/libro/inventario-segunda-edicion_49645/

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