LIBROS DE OTROS.
EN BLANCO.
Estar confinados nos dejó tiempo para pensar en qué pasar el tiempo, o solo para no pensar tanto. Entre tanto y todo; estuve llenando el pequeño librero con montoncitos de libros que iba adquiriendo de distintos modos, escuchando palpitar el reloj porque cada segundo comenzó a valer el doble.
Tengo
un especial afecto a los libros de segunda mano, pasa que una no sabe lo que
puede encontrar. Por ejemplo, alguna una nota, un nombre, una fecha,
bienvenidas, despedidas, fotografías, tickets de camión, cartas, muchas cartas,
o un largo espacio en blanco con anonimato.
Pensar
en esos encuentros ha dado lugar a posibles historias en películas y otros
libros, además, publicaciones en Twitter buscando a las personas que tienen tal
dedicatoria.
La
primera vez que encontré algo fue en un libro pequeño, una biografía de Johann Sebastian Bach, un obsequio de
mamá, pero el libro no era de ella, venía en un paquete para regalar a varias
personas y ella eligió ese para mí. Encontré una fotografía con dedicatoria en
la parte trasera, la fotografía es de una niña de una edad de 3 años (solo
haciendo un aproximado) y las letras ininteligibles.
¿De
quién era el libro?, ¿quién era la niña?, ¿por qué llegó hasta aquí?
La
segunda ocasión ocurrió con Poemas de
otros de Mario Benedetti. Pasaron
algunos días para que llegara a mi habitación y cuando abrí el libro encontré
de las notas, la siguiente:
"Para cuando consigas un pedacito
de tiempo para leer; y leer lo que te gusta ¡poesía!
más allá de verte feliz de
empezar a conocerte."
El
arte de buscar libros para regalar y saber cuál es el adecuado para cada
persona es, en el fondo, emocionante. Esa emoción no puede compararse al buscar
y tocar con los dedos las páginas y ver quién elige a quién. Tuvimos que
adoptar el otro modo, en el que estuviéramos un poco más a salvo, a distancia,
imaginando el tamaño y la sensación de las hojas.
Pero
recurrir a estos lugares mágicos llenos de tesoros invaluables comenzó a
parecer una emergencia. No se estaban
quemando los libros como en Fahrenheit
451 de nuestro querido Ray Bradbury, pero
se sentía igual, ver cómo se comenzaron a cerrar librerías, a rematarlos y
olvidarlos en las calles. Aunque no hemos podido salvar a todos, lo seguimos
intentando.
Cada
libro lleva distintas historias entre sus páginas, descubrir sus secretos
depende de cada lector.
Querida lectora y querido lector, ésta vez, te invitamos a conversar de esos hallazgos entre manuscritos, solo si lo deseas, puedes compartirnos alguna fotografía o la historia de cómo sucedió el encuentro.
Podés querer el alba
cuando quieras
he conservado intacto
tu paisaje
podés querer el alba
cuando ames
venir a reclamarte
como eras
aunque ya no seas vos
aunque mi amor te espere
quemándose en tu azar
y tu sueño sea eso
y mucho más
Saberte aquí
Mario Benedetti
LO FÁCIL ES SUIRLOS AL LIBRERO, LO DIFICIL ES SACARLOS DE ALLÍ.
ResponderBorrarBoris Balkan* era un hombre susceptible, poseía una morbilidad genética o disrupción de la realidad literaria, en particular, a la narrativa de terror, es decir que, en él, un apasionado lector profesional, la habilidad de equidistar entre ficción y realidad -propia de todo lector equilibrado- se fractura cuando de temáticas negras, luciferinas, y de atmósfera psicótica se trata. Su susceptibilidad consistía en creer, subconcientemente, en la realidad real de una trama oscura, no obstante que podía discernir, concientemente, la realidad ficticia en tanto estructura narrativa de la obra que estuviera leyendo. En base a lo anterior, su pasión, fino olfato, por los libros de uso, segunda mano, o de ocasión lo guían hacia una serie de libros, “Las Nueve Puertas” presuntamente ilustrados en una sola edición por el mismo lucifer, LCF quien firma así las litografías interiores.
Boris Balkan dedica su fortuna a adquirir en el mercado del libro de segunda mano, utilizando al escéptico y perspicaz anticuario Dean Corzo, los nueve ejemplares de los cuales en el mundo solo existen ese número impreso de la perturbante zaga, pues Balkan creía en los poderes sobrenaturales que podría obtener de la lectura literal de los conjuros de tales libros. He allí la disrupción crítica, o sea por sobre la calidad literaria del texto o de las cualidades históricas de “Las Nueve Puertas”, anematizadas por la Santa Inquisición, despliega su susceptibilidad de creer reales los poderes invocados en los versos escritos para ser leídos frente al siniestro juego de nueve ejemplares. La realidad literaria le hará tener una horrenda agonía mortal, al darse cuenta en el clímax del rito satánico, del craso error cometido: haber perdido la capacidad del juicio equidistante que, suponemos, hace del lector un ser apasionado y racional a la vez.
La susceptibilidad, esa ingenuidad inteligente que posee todo lector que se aprecie de serlo, puede fracturarse con increíble facilidad en la temática que logre impactar el exacto centro vulnerable de nuestra psique. En consecuencia, el lector o lectora de libros de uso, desarrolla un instinto sobre los libros de ocasión que por interesantes que parezcan, por tentador que sea su precio, cuan cándido sea su lugar entre los montones de vetustos estantes, no se deben adquirir. Debido precisamente, a la magistralidad con que fueron escritos, su poder sugestivo puede hacer de su lectura una experiencia de consecuencias aterrantes. Libros cuya anécdota real haya sido la conformación, lector tras lector, de una maldición para quién lea sus páginas. Quiero comprender, debido a todo lo anteriormente dicho, que por ello regresé a mi viejo amigo el librero, sin pedir reembolso alguno, los ejemplares del “La semilla del diablo” de Ira Levin y el “Necronomicón” de H. P. Lovecraft.
_________________
• Personaje ficticio de la obra “El club Dumas” de Arturo Pérez Reverte, adaptado a la cinematografía por Roman Polanski.
fe de erratas: LO FÁCIL ES SUBIRLOS AL LIBRERO, LO DIFÍCIL ES SACARLOS DE ALLÍ.
ResponderBorrar